Salud, Dinero y las Ganas de Gastarlo...
Antes que te quedes sin ganas...
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Salud, Dinero y las Ganas de Gastarlo…
A los 40 me dio por hacer running.
Sí, lo sé, el cliché definitivo: cuarentón que compra zapatos carísimos, se apunta a una media maratón y llena las redes con frases tipo “el dolor es temporal, la gloria es para siempre”.
¿Y por qué?
Porque venia con una herencia familiar que 10 años después ya había coleccionado no uno, sino dos infartos. Sí, dos avisos de que mi corazón no estaba muy por la labor de seguir mis aventuras culinarias, sedentarias y fiesteras.
Así que me dije: “toca ponerse serio”.
¿Resultado?
Hoy soy el típico tipo que sale a correr en lycras. Pero, aunque parezca más saludable, la verdad es que… los años no perdonan.
¿Y esto qué tiene que ver contigo?
Fácil: me he dado cuenta de que no solo mi cuerpo tiene límites; también los tiene la capacidad de disfrutar del dinero.
Te lo explico.
Dinero y salud: el dúo dinámico que se lleva bien… por un tiempo
En la última newsletter hablamos de un fenómeno curioso: la gente se pasa media vida acumulando dinero, y la otra media sin gastarlo porque ya no tiene fuerzas, tiempo o ganas.
Es como juntar ahorrar miles de dólares para comprarte una bicicleta, y luego darte cuenta de que no puedes ni subirte porque te duelen las rodillas.
Esto pasa porque, según envejecemos, el dinero vale menos en términos de disfrute.
Y no porque los dólares pierdan valor (eso ya lo hace la inflación), sino porque nuestra capacidad de hacer cosas con ellos… se esfuma.
Te lo pongo fácil: piensa en un abuelo de 80 años
Con problemas de corazón, respiratorios, o una artrosis que no lo deja ni subir escaleras.
¿Crees que le importa tener miles de dólares ahorrados? Probablemente no. Lo único que quiere es estar tranquilo, hacer la siesta y que no le cambien el canal mientras ve su programa favorito.
Ahora hazte esta pregunta: ¿quieres que ese sea tu futuro?
La gráfica que no quieres mirar, pero necesitas
En Morir con cero, Bill Perkins nos regala esta joya de sabiduría: a medida que cumplimos años, nuestra capacidad de disfrutar experiencias disminuye, aunque tengamos buena salud.
Y no hace falta ser científico para verlo:

Con 25 años, sales de fiesta viernes, sábado y domingo, y el lunes vas al trabajo como si nada.
Con 40, dos copas un sábado y pasas el domingo lamentándote de tus decisiones de vida.
Con el dinero pasa igual.
Los 3.000 dólares que a los 20 te habrían pagado un viaje épico, a los 40 sirven para… ¿un arreglo del carro?
A los 70, ni los miras porque ya no tienes energía para pensar en ellos.
Y es que una misma cantidad de dinero genera distintos niveles de felicidad en función del momento de la vida en el que te encuentres.
Hablemos de datos (porque los números no mienten)
¿Sabías que:
Entre los 25 y los 34 años, solo el 21,98% de la gente tiene problemas crónicos de salud?
Pero entre los 55 y los 64 años, ya hablamos del 57,69%.
Y a partir de los 75 años, prácticamente todos tienen algo.

Por no hablar de otros datos encantadores:
El 42,3% de las personas de entre 75 y 80 años tienen problemas de movilidad.
El 30% ya no tienen fuerza ni resistencia.
El 58,5% sufren problemas de visión.
La conclusión: por mucho dinero que tengas, si tu cuerpo ya no responde, el disfrute es una utopía.
Entonces, ¿qué hacemos?
Aquí no voy a soltarte la típica frase de “vive como si no hubiera mañana”. Para empezar, porque probablemente sí haya un mañana y las deudas no son divertidas.
Pero lo que sí voy a sugerirte es esto:
¿Sabes qué quieres hacer con tu vida en los próximos 3, 10 y 30 años?
¿Sabes qué quieres hacer con tu dinero en esos mismos plazos?
Y lo más importante: ¿esas dos cosas tienen sentido juntas?
Si no, te espera un problema más grande que el saldo de tu cuenta.
La mejor forma de disfrutar tu dinero no es ahorrarlo hasta que tengas 80 años.
Es encontrar un equilibrio HOY.
Porque, te lo digo por experiencia: no necesitas un tercer infarto para darte cuenta de que la vida no espera.
En la próxima newsletter profundizaremos en esto.
Nos leemos en la próxima.
Un abrazo,
Edgady Aponte.
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